El ex presidente Ollanta Humala consideró como un «linchamiento político» y mediático sin precedentes en la historia de su país las denuncias e investigaciones en su contra.
Lima, 22 Mayo 2017, (ANDINA).- El ex presidente Ollanta Humala consideró como un «linchamiento político» y mediático sin precedentes en la historia de su país las denuncias e investigaciones por corrupción y violaciones a los derechos humanos en su contra.
Ante la Asociación de la Prensa Extranjera de Perú, lamentó los intentos de «destruir el proyecto político que lo llevó a la Presidencia en 2011 y las transformaciones que logró», mediante la «judicialización» de la política, un «linchamiento» que, según dijo, afronta cooperando con la justicia y sin preocuparse por si resulta condenado.
El ex gobernante se refirió en general a las 19 investigaciones judiciales que afrontan tanto él como su esposa, Nadine Heredia, aunque centró su discurso sobre los presuntos aportes financieros de la empresa brasileña Odebrecht y las supuestas violaciones a los derechos humanos en el caso Madre Mía.
El primero está vinculado a la supuesta entrega de 3 millones de dólares de Odebrecht a Humala y su partido para sus campañas políticas y, el segundo, a las nuevas acusaciones por supuestas violaciones a los derechos humanos cuando era comandante de un puesto militar selvático durante el conflicto interno que asoló a Perú en los años 80 y 90.
«Es un linchamiento al proyecto de cinco años de gobierno (…) Si no, no podríamos entender cómo mi esposa Nadine puede, sin haber sido funcionaria, haber acumulado 11 investigaciones judiciales por delitos que solo pueden cometer funcionarios (…) o, en mi caso, como no encuentran cosas ilegítimas o ilegales (en su gobierno), se ocupan de nuestros orígenes», afirmó el ex presidente.
Humala, líder del Partido Nacionalista Peruano, indicó que la «consigna» de sus enemigos es «judicializar o evitar que podamos enarbolar como colectivo una política distinta a la llevada en la vida republicana del país», un ataque impulsado por «líderes de opinión que se creen jueces supremos» y que no quieren discutir «las obras» de su gobierno, que actuó con «sensatez y responsabilidad».
Respecto al caso Odebrecht, insistió en que, pese a las declaraciones de Marcelo Odebrecht, ni él ni su partido recibieron apoyo económico de la empresa brasileña ni del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil y dijo que, en cualquier caso, recibir esas donaciones no hubiera constituido un delito en Perú.
Durante el gobierno de Humala, Odebrecht ganó la concesión, junto a la española Enagas y la peruana Graña y Montero, del Gasoducto Sur Peruano, una obra de 7,000 millones de dólares, pero tras el escándalo el Estado peruano anuló el contrato.
Además, Humala se reafirmó en su «tranquilidad» por no haber violado derechos humanos como militar durante el conflicto interno y dijo que las investigaciones reabiertas por el Congreso por su supuesta vinculación con torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas no son más que una «persecución».
«Tras mi paso por las zonas de emergencia, he vivido con tranquilidad porque no cometí violaciones a los Derechos Humanos (…) Estas denuncias entran cuando aparecí en política», afirmó.
Humala apuntó que, de hecho, durante aquella época él incumplió un manual del Ejército para combatir a grupos como Sendero Luminoso, que pedía «eliminar» las bases y los aliados «políticos» de los terroristas, y no solo a los combatientes.
«Entre los oficiales fueron excepciones los que cometieron excesos. Hubo excesos, que deben ser sancionados claramente, pero en mi caso el manual no se cumplió. (…) La disciplina es cumplir con la Constitución y cuando un manual va en contra de la Constitución, es una norma indebida», añadió.