Lima, 20 Noviembre 2020, (ANDINA).– Durante las recientes protestas que terminaron con el régimen de Manuel Merino surgió el término Generación del Bicentenario, para describir a la multitud, en su mayoría joven, movilizada tanto en Lima como en otras regiones del país. Pero, ¿de qué hablamos cuando mencionamos a la Generación del Bicentenario?
En entrevista con la Agencia Andina, la socióloga Noelia Chávez, quien creó el término en plenas manifestaciones, explica que se trata de una narrativa política, un término políticamente potente, que ayudó a generar una identidad entre las diversas personas que protestaban en defensa de la democracia.
“Creo que el Bicentenario carecía de una narrativa que le diera sentido, teníamos un Bicentenario cabizbajo respecto a la historia y las carencias existentes como país. La movilización social termina ayudando a resignificar el Bicentenario como las múltiples generaciones que a lo largo de la historia se han levantado para defender los valores democráticos y ciudadanos”, refiere.
¿Quiénes la integran?
El término, reflexiona Chávez, puede ayudar a entender quiénes son las personas que están marchando y protestando: se trata, en su mayoría, de jóvenes heterogéneos entre sí.
“Si hay algo que caracteriza a esta generación es su diversidad increíble, son diferentes autonomías organizadas que confluyen en diferentes espacios de la ciudad y del país. Corresponde seguir estudiándola y mirando quiénes son en su diversidad”, señala.
“Es una ciudadanía que, al vivir una crisis traumática, que combina crisis política y sanitaria, experimenta un shock moral de necesidad de cambiar las cosas, de decir no me van a quitar una democracia que, aunque frágil, no la van a arrebatar así nada más”, agrega.
A ellos, dijo, se han juntado personas mayores de 30 años, tanto en las calles como en los simbólicos cacerolazos que se registraron en las casas: con padres, madres, abuelas y abuelos sumados a la causa.
“Esto se ha dado a escala nacional. Hay que tener cuidado con decir que la generación son los jóvenes de 15 a 29 años, la generación está impulsada por jóvenes que salieron a la marcha con nuevos repertorios de acción colectiva, que animan a otras generaciones y se juntan en el estallido de la protesta”, opina.
¿Qué va a pasar con ellos?
“Mi primera respuesta es que no lo sabemos, no sabemos qué va a pasar o cómo se le dará contenido a la democracia que estamos recuperando para que no quede vacía y retornemos al statu quo de siempre”, menciona Chávez.
Por tanto, es una incógnita aún si la protesta terminará politizando temas como la desigualdad o agrupando demandas como la necesidad de una nueva Constitución. “Es interesante ver qué cosa más se va a politizar”.
“Como son autonomías que confluyen, que se articulan rápido para una causa compartida, de repente se desarticulan en las próximas semanas, pero son autonomías alertas a lo que pasa, porque se informan y contactan y opinan en redes sociales como Instagram y Facebook o incluso Tik Tok “, añade.
Al estar en esa dinámica participativa, estima Chávez, existe la posibilidad de que estas autonomías se agrupen nuevamente frente a una amenaza compartida.
Queda en el tintero, entonces, ver si las protestas sociales se sostienen y convierten en un movimiento social con una estructura organizacional que no tiene por qué ser única.
Redes sociales
Tradicionalmente, señala la socióloga, se piensa el espacio público como un territorio, pero en las actuales circunstancias urge considerar lo virtual como espacio público con potencialidades: la virtualidad plasmada en las redes sociales.
“Tiene riesgos vinculados a los algoritmos, la atomización, la polarización, pero tiene un potencial a escala mundial para organizar, para viralizar, y contar en vivo y en directo lo que está pasando. Por ejemplo, en la marcha se grabó en vivo la represión policial y fue difundida de inmediato, potenciando la manifestación”, concluye Chávez.
Datos
Según una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos, un 63 % de peruanos participó en las protestas contra el régimen de Merino, sea en marchas, redes, cacerolazos y otras formas.
Para el 53 % de encuestados ningún partido político lo representa.