Cruz Azul enfrenta mañana al Santos, en la primera final del Clausura de torneo mexicano

Lima, 26 Mayo, (ANDINA).- Anotar goles y confirmar a su defensa como la más segura serán las apuestas del peruano Juan Reynoso con Cruz Azul a partir de este jueves en la final del fútbol mexicano, en la que saldrá a cortar una sequía de títulos asociada con fantasmas.

Desde que ganaron el campeonato de invierno de 1997, los Azules han perdido seis finales de liga. Si bien en las derrotas más sonadas el equipo se echó atrás de manera timorata, cierta leyenda sostiene que la maldición está relacionada con espíritus del cementerio de Xilopetec, situado al lado del campamento de los Azules.

La historia la desveló el escritor Carlos Barrón en su libro «Tiempo de compensación», en el cual aparece un confesión del policía de «La Noria», quien aseguró que Cruz Azul le robó un pedazo de terreno al camposanto y, molestos, los muertos boicotearán las finales hasta que no se muden del lugar.

En un lugar como México, donde el realismo mágico ocurre todos los días, la confesión tendría un toque de belleza si no fuera por lo trágica para el cuadro celeste, que perdió tantas veces con todo a favor, que los hinchas rivales inventaron el verbo cruzazulear, cuyo significado es caer a última hora con todo a favor.

Desde la noche fría de diciembre cuando el argentino Alejandro Glaría anotó un gol para darle a Pachuca la victoria en la final del Invierno de 1999, el Cruz Azul perdió seis finales, unas por entregar la pelota, otras por hechos que sí dieron la idea de estar vinculados con una maldición.

En el torneo Apertura 2008, por ejemplo, Cruz Azul ganaba 0-1 en el minuto 82, cuando el volante César Villaluz fue derribado en el área. Su lesión resultó tan grave que el jugador fue a parar al hospital y a partir de ahí su carrera se malogró, pero el árbitro no decretó el penalti que hubiera puesto contra la pared al Toluca, que luego empató y ganó en serie de penaltis.

Más humillante fue la final perdida hace hoy ocho años. América necesitaba dos goles en dos minutos para empatar la serie decisiva del Apertura, pero el entrenador Guillermo Vázquez se echó atrás de manera timorata, América hizo el 2-2 y ganó, otra vez desde los 11 pasos.

Creer en los vivos más que en los muertos es la filosofía de Reynoso, quien en enero encontró al grupo deprimido y lo levantó.