Tras el gran terremoto que azotó Lima en 1746, las zonas de contacto de las placas tectónicas en la región central del Perú han acumulado gran cantidad de energía sísmica, por lo que es muy alta la probabilidad de volver a sufrir un sismo de gran magnitud.

Lima, 19 Agosto 2019, (ANDINA).- Tras el gran terremoto que azotó Lima en 1746, las zonas de contacto de las placas tectónicas en la región central del Perú han acumulado gran cantidad de energía sísmica, lo cual significa que es muy alta la probabilidad de que la capital vuelva a sufrir un sismo de gran magnitud, advirtieron hoy expertos del Instituto Geofísico del Perú (IGP).

“Dos escenarios similares donde también podrían ocurrir estos sismos de gran magnitud serían uno frente a las costas de Nazca y otro frente a Ilo y el norte de Chile”, dijo el investigador científico del IGP, Juan Carlos Villegas Lanza.

El doctor Villegas explicó que Lima se ubica frente a la zona de contacto de dos grandes placas tectónicas en continua colisión. «Tenemos a la placa de Nazca -que avanza 6 cm por año- y que al encontrarse con la placa Continental produce fricción y acumulación de esfuerzos. Esto origina deformación en la placa Sudamericana hasta llegar a un punto en el que la energía deberá liberarse, lo que da lugar a los sismos», anotó.

Costa peruana y sismos

Se han identificado tres zonas en el margen costero del Perú donde se registra un alto índice de acumulación de energía sísmica que anuncia la posible ocurrencia de grandes terremotos.

La primera zona se ubica en la región central del Perú, que abarcara las localidades del norte del departamento de Ica, Lima, hasta el sur del departamento de Ancash, en una extensión de más de 450 kilómetros. “En el caso de que llegue a liberarse energía en un solo movimiento telúrico, podría originarse un sismo de magnitud mayor a 8.5 de magnitud”, explicó el investigador.

Villegas Lanza mencionó que la segunda zona tiene su posible epicentro frente a las costas de Nasca, lugar donde podría ocurrir un sismo de hasta magnitud 8.0. La tercera zona comprendería el margen costero del sur del Perú, frente a Ilo, Tacna, hasta el norte de Chile, donde el movimiento telúrico tendría una magnitud también de 8.0.

En el norte

El investigador científico del IGP afirmó que, también, se han identificado zonas de menor peligro en la región norte del Perú, donde se esperan sismos de magnitud 7.5 como los ocurridos en Piura el año 1960 o en Tumbes entre los años 1953-1959, que fueron moderados pero que, sin embargo, produjeron tsunamis locales.

Señaló que si bien es cierto, la ciencia aún no ha logrado predecir la fecha de cuándo ocurrirá un sismo, en la actualidad, los estudios científicos que se desarrollan en el IGP permiten anticipar las áreas y el tamaño de los grandes sismos que acontecerán en los próximos años.

Lima en alto riesgo

Mantenemos silencio sísmico en la capital, con la consecuente a la acumulación de energía que se genera desde 273 años, cuando Lima fue destruida por un terremoto de magnitud probable de 8.8.

“En la actualidad, los resultados obtenidos con las redes de monitoreo del IGP, nos indican que la superficie de la corteza terrestre en la zona costera de la región Lima se está deformando a una tasa de 2 cm por año”, señaló.

Bajo esa premisa, dedujo que desde 1746, toda la costa peruana se habría deformado y desplazado más de 5 metros hacia el interior del continente.

También advirtió que esta deformación sigue activa y continúa acumulando energía hasta que llegue el momento que no podrá soportar más y se tendrá que liberar. “El movimiento será muy brusco”, enfatizó.

Rol del IGP, clave para la prevención

Frente a la amenaza peligros naturales como sismos y erupciones volcánicas entre otros, el IGP cumple un rol importante en la sociedad. Cuenta con instrumentos geofísicos instalados y distribuidos a nivel nacional que registran información técnico-científica que es entregada, de manera oportuna, a las autoridades y a la población para que activen los planes de prevención y mitigación de riesgos.

«La clave para minimizar el impacto de un fenómeno natural en una sociedad es fomentar una cultura de prevención para mitigar los riesgos que implica vivir en una zona altamente sísmica”, finalizó Villegas.