Cuando apareció Messi, Argentina parecía respirar tranquilafra. Una década después, la generación Messi puede haberse despedido con más pena que gloria.
Kazán, 30 de Junio, (ANDINA).- Tras el retiro de Diego Maradona, el mundo se preguntó cuánto tardaría en ver algo igual. La respuesta no tardó en llegar, en forma de un pequeño chico de Rosario que creció en Barcelona hasta convertirse en el mejor jugador del mundo. Argentina respiró tranquila y se frotó las manos. Una década después, la generación Messi puede haberse despedido con más pena que gloria.
Y esto era impensable no hace tanto. Maradona llevó a su equipo al título en el Mundial de México-1986 rodeado de Jorge Burruchaga, Jorge Valdano y Óscar Ruggeri.
En 1991, en Chile, y en 1993, en Ecuador, Gabriel Batistuta, junto a Diego Simeone, le dio a su selección absoluta los últimos títulos de sus vitrinas.
A partir de entonces, la nada. Y eso que en 2008, una «Pulga» rodeada de Javier Mascherano, Sergio Agüero, Ángel Di María o Éver Banega se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008.
Lo que sobre el papel era una generación dorada, una llamada a liderar a la Albiceleste a sus tiempos de mayor bonanza, comandada por el Maradona contemporáneo, se marcha de vacío.
En Alemania-2006 y Sudáfrica-2010, los germanos acabaron con sus esperanzas en cuartos de final. En Brasil-2014, de nuevo su bestia negra dejó a Messi sin su preciada copa en la final, con un gol de Mario Gotze en la prórroga.
En la Copa América, Chile hizo lo propio en 2015 y 2016 en la última instancia. 25 años de sequía, a pesar de contar con una generación tan talentosa como otra cualquiera.
¿Vuelta a empezar?
«Nos guste o no, somos los subcampeones del mundo y en algún momento lo tenemos que demostrar», aseguró Mascherano durante el Mundial de Rusia-2018, probablemente el último campeonato de muchos de los futbolistas de la actual Albiceleste. En este Mundial tampoco.
Argentina, con la llamada de Enzo Pérez en lugar del lesionado Manuel Lanzini, se convirtió en la selección más veterana del campeonato, con una media de edad de 29 años, seis meses y 24 días.
Mascherano tiene 34, Messi 31, Agüero 30, Di María 30, Higuaín cumplirá 31 en diciembre… Todos ellos dan o han dado sus últimos coletazos con la Celeste y Blanca.
«Para muchos de nosotros es lo último y no queremos que termine rápido», señaló Mascherano durante el torneo.
Pero no duró demasiado. Argentina empató 1-1 contra Islandia el primer día, cayó estrepitosamente 0-3 ante Croacia en la segunda jornada, y a Nigeria le ganó 2-1 en el último partido de la primera fase. Sería su única victoria, ya que frente a Francia, en octavos, cayó por 4-3.
El adiós de muchos de estos futbolistas podría no ser el único. Jorge Sampaoli, el técnico llamado a liderar a este equipo al título mundial tras las salidas en los últimos tiempos de Gerardo Martino o Edgardo Bauza, fracasó.
Sampaoli clasificó al equipo en la última fecha de las eliminatorias gracias a una actuación histórica de Messi ante Ecuador en Quito, con tripleta incluida, pero ni el juego ni sus decisiones convencieron al público ni a los propios futbolistas.
«Que diga lo que quiera», llegó a decir Agüero en una zona mixta de este Mundial visiblemente enfadado.
¿Y ahora, qué?
Adiós a los líderes del vestuario y al entrenador. Los dirigentes, con la soga al cuello. Un equipo deshecho por las polémicas y los rumores. ¿Qué queda entonces tras Rusia-2018?
Futbolistas de la talla de Paulo Dybala, Mauro Icardi, Cristian Pavón, Ángel Correa o Gerónimo Rulli. También técnicos de la reputación de Diego Simeone, Mauricio Pochettino, Marcelo Gallardo o Guillermo Barros Schelotto.
El último equipo que ganó un Mundial Sub-20 fue en 2007. En Sudamérica se coronó en el Sub-20 de 2015 con Giovanni Simeone y Correa como líderes pero ninguno de sus integrantes se ha asentado desde entonces.
¿Cómo será recordada esta generación, como la que quiso y no pudo o como la que pudo y no supo? El pasado le fue esquivo, el futuro lo dirá.