Cada vez más jóvenes participan en las denominadas “encerronas”, reuniones a puerta cerrada donde prima el consumo de alcohol y drogas sin límite.

Lima, 10 Diciembre 2017, (ANDINA).- Cada vez más jóvenes participan en las denominadas “encerronas”, reuniones a puerta cerrada donde prima el consumo de alcohol y drogas sin límite y que fácilmente pueden desencadenar en adicciones.

Así lo advirtió la psicóloga del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro), Ismelda Rodríguez, quien sostuvo que cada vez es más temprano el inicio del consumo de alcohol entre los adolescentes.

“Todos los chicos que llegan a nuestros consultorios lo hacen porque han estado en una encerrona y de pronto terminaron alcoholizados, encerrados, no recuerdan nada y el serenazgo los llevó a casa”, refirió a la agencia Andina.

La especialista señaló que en estas “encerronas” participan niños de 12 hasta 16 años, que se reúnen en casas donde no hay supervisión paterna o adultos responsables, para justamente beber de forma descontrolada.

Sin culpa ni vergüenza

En las encerronas, los jóvenes beben en grandes cantidades para desinhibirse, porque justamente el alcohol actúa sobre la región del cerebro que se encarga del autocontrol.

Así se animan a realizar cosas que usualmente les daría vergüenza, temor o culpa. En ese estado pierden además la noción del tiempo.

“Nosotros recibimos unas 110 consultas de adolescentes al mes; el resto son de adultos. Nos buscan porque ya tienen un problema con el tema. Los chicos que hemos recibido en mayor proporción vienen de Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores, como también de Miraflores”, detalló.

Los padres que llegan a Cedro -agregó- lo hacen porque se han enterado de que sus hijos participan de estas encerronas y tienen miedo de que se contagien de diversas enfermedades, sobre todo de trasmisión sexual, olvidando que podrían desarrollar además alguna adicción.

Un estudio presentado recientemente por Cedro indicaba que el 40,4% de jóvenes desocupados, el 28% de escolares y el 43,6% de estudiantes universitarios atendidos por problemas de alcohol dentro de la institución, bebía dos veces por semana, y que muchos de ellos presentaban graves problemas en su entorno más cercano.

Padres son la enfermedad y chicos el síntoma

“Podríamos decir que los padres son la enfermedad y los chicos, el síntoma. Si participan de estas encerronas es porque tienen problemas, no tienen normas, límites y se meten a estas actividades para, de pronto, llenar algunos vacíos”, reflexionó la terapeuta.

Es fundamental que se hable del peligro que involucra estar completamente alcoholizado, sobre todo a edades tan tempranas, recomendó.

“El cerebro termina de madurar a los 25 años. Si antes de esa edad se consume cualquier tipo de droga legal o ilegal y encima en exceso, se altera el buen desarrollo neuronal, el rendimiento académico, así como la conducta y las emociones”.

Rodríguez alertó que el consumo de alcohol entre hombres y mujeres es muy parejo, casi igualitario.

“Creemos que eso se debe a pensamientos feministas, tal vez mal entendidos, de que la mujer tiene que hacer lo mismo que hace el varón, y eso las ha llevado a consumir alcohol en grandes cantidades, olvidando que tienen menos tolerancia que los varones”, dijo.

Alentó a los padres a ocuparse más de sus hijos, saber dónde están, con quiénes están, conocer incluso a los padres de sus amigos.

“Los padres deben estar atentos y ver si sus hijos son personas pasivas, que se dejan llevar por el grupo y que no saben decir no frente a situaciones de riesgo. En esos casos deben buscar ayuda profesional para desarrollar en ellos habilidades sociales que les ayuden a protegerlos de conductas inapropiadas, así como el consumo de alcohol y otras drogas”, manifestó.