El fútbol aguerrido, corajudo, ese que no entiende de sutilezas volvió a ser la estrella en el jirón Parinacochas, en La Victoria, el escenario del famoso Mundialito del Porvenir.

Lima, 01 Mayo 2017, (ANDINA).- El fútbol aguerrido, corajudo, ese que no entiende de sutilezas, que gana el balón a punta de patadas, sin miramientos, sin delicadezas, volvió a ser la estrella en el jirón Parinacochas, en La Victoria, el escenario del famoso Mundialito del Porvenir, una tradición deportiva propia de cada 1 de mayo.

Varias cuadras cerradas al tránsito, graderías llenas, azoteas de los edificios colmados de espectadores y puestos de comida que desde las primeras horas ofrecen todos los platos imaginables, pasando por el infaltable cevichito, el siete colores, el chancho al cilindro, los anticuchos y más. Eso es el Mundialito.

La fecha fue ansiosamente esperada por aquellos que irían a octavos de final, los 16 equipos y sus hinchas, pero también por quienes ven en la final de la competencia la oportunidad de ganarse unas monedas más, vendiendo gaseosas, panes y los diversos potajes.

Todo eso hace que los vecinos y los visitantes disfruten de esta fiesta popular que ya lleva 67 años de vida.

El Mundialito no sería tal si no hubiera conatos de bronca, escaramuzas, patadas de más, ajos y cebollas soltados al calor de la competencia, y barras hinchando a todo pulmón por el equipo de sus amores, de esos guerreros que con vergüenza y bravura defienden los colores del barrio, sin tener que cuidarse las piernas en cada disputa por la pelota.

Esta fiesta de los barrios volvió a ser hoy la oportunidad para que familias enteras celebren un año más el Día del Trabajo.