De la misma forma que una lesión fisiológica podría convertirse en un problema crónico, muchos son los que se ven incapaces de superar un dolor emocional muy profundo.

Madrid, 14 Noviembre 2016, (Especial para El Informante Perú).- Muchas personas suelen hablar de un dolor muy fuerte en el pecho, de un vacío en el estómago, o de sentir que les va a explotar la cabeza. Un sufrimiento que aparece después de haber vivido una situación traumática. No hace falta haber pasado por una desgracia tan grave como la muerte de un ser querido. Basta con sentirse excluido en un momento determinado. Y de acuerdo con recientes investigaciones, este dolor emocional puede convertirse en un dolor físico más intenso que el que pueda provocar cualquier herida.

El 75% de las personas muere con dolor emocional en España. Tres de cada cuatro personas mueren con dolor emocional por no recibir cuidados paliativos según un informe elaborado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) junto con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL). Daniel Griffin perdió a su mujer en 2009 tras una larga lucha, y reconoce que después de tantos años de enfermedad sufría un agotamiento inimaginable. “Estábamos viviendo como en una guerra, con una sensación constante de agobio y hostigamiento.” Griffin también comentó que por culpa de las necesidades físicas y psicológicas que tenían, se sentía muy egoísta. Pero gracias a la ayuda que recibió consiguió reducir el dolor. “Hubo momentos en los que no podía más y acudí a la ayuda psicológica, que me ayudó a sobrellevar esa situación límite. Por ello, es necesario que todas las personas que están pasando por una situación similar reciban este refuerzo, porque no sólo se trata de un apoyo físico, sino también psicológico.”

La doctora Naomi Eisenberger, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), descubrió que el dolor emocional afecta, de manera más intensa, a las mismas zonas del cerebro que soportan el dolor físico. Según Eisenberg “el sistema de uniones sociales está muy vinculado al sistema de dolor físico para asegurar que el ser humano permanece conectado y cerca de otras personas.” Además, a este estudio hay que sumarle el desarrollado por David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma, en Aberdeen, Escocia. El profesor Alexander explica que de la misma forma que una lesión fisiológica podría convertirse en un problema crónico, muchos son los que, del mismo modo se ven incapaces de superar un dolor emocional muy profundo.

Martin Cowie, profesor del Hospital Brompton en Londres afirma que es posible morir de pena: “Una persona tiene un riesgo mayor de fallecer durante los seis meses siguientes a la pérdida de un ser querido.” Nadie es inmune al sufrimiento, pero es importante aprender a superarlo, o contar con un apoyo que nos ayude a dejarlo atrás.

(*) Hugo Muñoz Arévalo
Periodista