Opinión de Tracy Burton Bravo. La responsabilidad de cuidar al mayor que tiene dificultades para realizar tareas básicas por sí mismo suele recaer en sus familiares más cercanos, en particular en las mujeres.

Madrid, 28 Octubre 2017, (Especial para El Informante Perú).- Para 2050 se espera que la población mundial de mayores de 60 llegue a los 2.000 millones de personas, frente a los 841 de la actualidad. También se estima que para ese año el número de personas con demencia aumente de 44 millones a 135. Para quienes sufren pérdidas en sus capacidades, vivir una vida digna y plena sólo es posible gracias al cuidado, apoyo y asistencia de otros. Pero asumir tal responsabilidad puede suponer importantes costes psicológicos, económicos y sociales para el cuidador.

La responsabilidad de cuidar al mayor que tiene dificultades para realizar tareas básicas por sí mismo suele recaer en sus familiares más cercanos, en particular en las mujeres. En España, el 72% de los cuidadores mayores de 65 años conviven con la persona a la que cuidan. La ayuda que han de suministrar es por lo general constante e intensa, y se vuelve más necesaria a medida que se agrava la situación de dependencia. Cuando la atención requerida por el anciano se intensifica y sobrepasa las capacidades físicas y psíquicas de los cuidadores se habla de la sobrecarga del cuidador.

El alto nivel de estrés ocasionado no sólo puede perjudicar la salud física y mental del cuidador, sino que también repercute en la calidad y la continuidad de la asistencia suministrada a la persona dependiente. Desde la prestigiosa revista médica The Lancet afirman que es necesario crear “estrategias para prevenir y gestionar mejor las afecciones crónicas extendiendo la atención de salud asequible a todos los adultos mayores y teniendo en cuenta el entorno físico y social.”.

En algunos países ya se han puesto manos a la obra para mejorar la calidad de la atención que reciben las personas mayores dependientes. Una de las iniciativas es el rediseño de entornos de atención similares a hospitales para convertirlos en instituciones más pequeñas con una atmósfera más parecida a un hogar y con atención las 24 horas del día.

Sin embargo, la responsabilidad de mejorar la calidad de vida de las personas mayores no es tarea exclusiva del sector de la salud. Según el Dr. Chatterji, miembro del Departamento de Estadística e Informática Sanitarias de la OMS, “debemos mirar colectivamente más allá de los costos normalmente asociados con el envejecimiento para pensar también en los beneficios que una población de personas mayores más sana, feliz y productiva puede aportar a la sociedad en general”.

(*) Periodista.

Print Friendly, PDF & Email